miércoles, 12 de noviembre de 2008

Cuatro exorcistas de hoy hablan

Cuatro reconocidos exorcistas de hoy hablan del enfrentamiento con el Príncipe de este mundo.


Los laicos no pueden realizar exorcismos

Dice el padre Pedro Mendoza Pantoja, exorcista de la arquidiócesis de México, que el encargado de realizar exorcismos debe ser «un obispo o un sacerdote designado por éste, que, por mandato de Jesucristo y en el nombre de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, hace una oración en la que, de forma imperativa, en caso de posesión diabólica, ordena a Satanás salga y deje en total libertad al poseso». También se puede orar para que sea «liberada una persona, lugar, casa o cosa de toda influencia demoníaca, ya sea infestación, obsesión u opresión».
«De acuerdo con el Evangelio, Cristo enriqueció a sus apóstoles con dones carismáticos cuando los envió a evangelizar» y «les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos». Por lo mismo, «corresponde a los obispos, sucesores de los apóstoles, ejercer este ministerio de expulsar a los demonios. Pero todo presbítero, por su ordenación, participa del sacerdocio ministerial de Cristo y es exorcista. Los laicos no pueden ser exorcistas». Ahora bien, los «auxiliares de liberación son: los sacerdotes que no tienen el carácter de exorcista oficial, médicos, psiquiatras, religiosos y laicos que ayudan al sacerdote exorcista en el discernimiento o auxiliándole en el ejercicio de su ministerio, bien con su oración de intercesión o en diversas eventualidades.
Los sacerdotes auxilian con oración de liberación y los laicos con oración de intercesión». «El sacerdote no exorcista oficial puede hacer el exorcismo menor, llamado también oración de liberación».

La psiquiatría suele mostrarse renuente a creer, pero...
El padre José Antonio Fortea, conocido exorcista español, afirma que «cualquier cristiano, por el mero hecho de creer en la Sagrada Escritura, tiene que creer que existe el demonio, que existe la posesión y que Cristo entregó un poder a los apóstoles para exorcizar». «Yo entiendo que algunos psiquiatras se muestren renuentes a creer en esto». Sin embargo, «cuando uno se encuentra un caso es cuando las cosas empiezan a replantearse».
«Tuve un caso, hace años, en el que le pregunté a la madre, después de mucho tiempo: ‘¿Por qué, cuando empezaron a darse los gritos de su hija, a ponerse en trance, usted no fue donde un psiquiatra?’. Me dijo: ‘Mire, padre, yo estaba un día rezando el Rosario en mi casa y al comenzar, mi hija entró en trance y de pronto el butacón pesado que hay en el salón comenzó a elevarse en el aire’. Entonces le dije: ‘Bueno, no tiene que explicarme más’». «Además, algunos psiquiatras me han llamado y me han dicho: ‘Padre, llevo este caso desde hace dos años y cada vez me convenzo mas de que esto no tiene nada que ver con la psiquiatría, que es un caso para la religión porque está el demonio de por medio’».

No existen las casas embrujadas, sino infestadas
El padre José de Jesús Moreno, exorcista de la diócesis de Durango, explica que en un lapso de 30 años ha visto en Durango de diez a doce casos de posesión diabólica, plenamente documentados como tales. En julio de 2004 exorcizó a un hombre que, después de haber vivido en el satanismo, se convirtió al cristianismo. «Los casos de posesión diabólica son raros», pero «Satanás está siempre activo. Es el tentador desde el principio. Hace de todo para que el hombre peque y cada vez que se realiza el mal, él está detrás, dejando en claro que es el hombre quien decide libremente sus actos. Pero también existe una acción extraordinaria del maligno: y ésta es la posesión diabólica».
«La opresión es una perturbación maligna a una persona en forma pasajera; puede ser externa a la persona como ruidos, olores fétidos, ver sombras, escuchar voces. La obsesión es una perturbación mental, de tipo psicológico que se manifiesta en odios, deseos de suicidio, angustias, ansiedades, depresiones profundas, miedos, obsesiones morbosas. En algunos casos una persona puede experimentar daños espirituales como el rechazo a la Palabra de Dios». El caso de la infestación es un fenómeno por el cual un demonio posee un lugar. «Puede mover cosas a voluntad o provocar ruidos u olores.
La infestación nunca provoca la posesión de ninguna de las personas que viven en el lugar. La causa de la infestación puede ser que en el lugar se hayan practicado con frecuencia ritos de hechicería, satánicos, magia negra», precisó el sacerdote.

Acudir con "brujos" puede acabar en posesión
Comenta: «Muchas personas son poseídas sólo con disturbios diabólicos, sobre todo si han recibido maleficios comiendo o bebiendo cosas maléficas. Vomitan objetos que se materializan en el instante que sale de la boca, pero en realidad no están en el estómago. Por lo tanto, si uno realiza análisis de estómago, no hay nada allí. Por ejemplo: clavos es el objeto más común que se vomita, pilas, llaves, muñecos de plástico. Yo he tocado con la mano los objetos y se materializan en el instante que salen de la boca».
«Son cuatro las razones por las cuales una persona puede ser poseída por el Demonio o maleficios.
1) Iniciativa del Demonio: esta rara causa le sucede solamente a los santos.
2) La causa más común es cuando uno recibe un maleficio.
3) Toda forma de ocultismo abre la puerta a la posibilidad de que el Demonio intervenga, dando disturbios o bien verdaderas posesiones maléficas.
4) Cuarta causa, rarísima, es donde hay un complejo de pecados graves, en los que uno se obstina.
Estos casos pueden determinar la intervención del Demonio». afirma el Padre Gabriel Amorth de la Diócesis de Roma.

La oración a san Miguel del Papa León XIII
El 13 de octubre de 1884 el papa León XIII experimentó una visión horrible después de celebrar la Eucaristía, cuando estaba consultando algo con sus cardenales. Le preguntaron si se sentía mal. Él respondió: «¡Oh, que imágenes tan terribles se me han permitido ver y escuchar!», y se encerró en su oficina. ¿Qué vio León XIII? «Vi demonios y oí sus crujidos, sus blasfemias, sus burlas. Oí la espeluznante voz de Satanás desafiando a Dios, diciendo que él podía destruir la Iglesia y llevar a todo el mundo al infierno si se le daba suficiente tiempo y poder. Satanás pidió permiso a Dios de tener cien años para poder influenciar al mundo como nunca antes había podido hacerlo». También León XIII vio a san Miguel Arcángel aparecer y lanzar a Satanás con sus legiones en el abismo del infierno.
Después de media hora llamó al secretario para la Congregación de Ritos y le entregó una oración que acababa de escribir para que la enviara a todos los obispos del mundo con el mandato de ser recitada después de cada Misa:
«San Miguel Arcángel, defiéndenos en los combates. Sé nuestro amparo contra la perversidad y las asechanzas del demonio. Mándele el Señor que no pueda dañarnos, humildemente te lo pedimos. Y tú, oh Príncipe de la milicia celestial, usando del poder que el Cielo te ha conferido, lanza al infierno a Satanás y a los demás espíritus malignos que recorren el mundo para perder las almas. Amén».

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