domingo, 24 de agosto de 2008

Beneficios de la Santa Misa

A la hora de tu muerte, tu mayor consuelo serán las Misas a las que durante tu vida asististe con fervor y devoción.

Cada Misa a la que asististe te acompañará en el tribunal divino y abogará para que alcances perdón.

Con cada Misa puedes disminuir el castigo temporal que debes por tus pecados, en proporción con el fervor con que la oigas.

Con la asistencia devota a la Santa Misa, rindes el mayor homenaje a la Humanidad Santísima de Nuestro Señor.

La Santa Misa bien oída suple tus muchas negligencias y omisiones.

Por la Santa Misa bien oída se te perdonan todos los pecados veniales que estás resuelto a evitar, y muchos otros de que ni siquiera te acuerdas.

Por ella pierde también el demonio dominio sobre ti.

Ofreces el mayor consuelo a las benditas almas del Purgatorio.


Consigues bendiciones en tus negocios y asuntos temporales.

Una Misa oída mientras vivas te aprovechará mucho más que muchas que ofrezcan por ti después de la muerte.

Te libras de muchos peligros y desgracias en los cuales quizás caerías si no fuera por la Santa Misa.

Acuérdate también de que con ella acortas tu Purgatorio.

Con cada Misa aumentarás tus grados de gloria en el Cielo. En ella recibes la bendición del sacerdote, que Dios ratifica en el cielo.

Al que oye Misa todos los días, Dios lo librará de una muerte trágica y el Angel de la guarda tendrá presentes los pasos que dé para ir a la Misa, y Dios se los premiará en su muerte.

Durante la Misa te arrodillas en medio de una multitud de ángeles que asisten invisiblemente al Santo Sacrificio con suma reverencia.


Cuando oímos misa en honor de algún Santo en particular, dando a Dios gracias por los favores concedidos a ese Santo, no podemos menos de granjearnos su protección y especial amor, por el honor, gozo y felicidad que de nuestra buena obra se le sigue.

Todos los días que oigamos Misa, estaría bien que además de las otras intenciones, tuviéramos la de honrar al Santo del día.

La Misa es el don más grande que se puede ofrecer al Señor por las almas, para sacarlas del purgatorio, librarlas de sus penas y llevarlas a gozar de la gloria. – San Bernardo de Sena.

El que oye Misa, hace oración, da limosna o reza por las almas del Purgatorio, trabaja en su propio provecho. – San Agustín.

Por cada Misa celebrada u oídas con devoción, muchas almas salen del Purgatorio, y a las que allí quedan se les disminuyen las penas que padecen. – San Gregorio el Grande, Papa.

Durante la celebración de la Misa, se suspenden las penas de las almas por quienes ruega y obra el sacerdote, y especialmente de aquellas por las que ofrece la Misa. –San Gregorio el Grande.

Puedes ganar también Indulgencia Plenaria todos los lunes del año ofreciendo la santa Misa y Comunión en sufragio de las benditas almas del Purgatorio. Para los fieles que no pueden oír Misa el lunes vale que la oigan el domingo con esa intención.


Se suplica que apliquen todas las indulgencias en sufragio de las Almas del Purgatorio, pues Dios nuestro Señor, y ellas le recompensaran esta caridad.

La Santa Misa es la renovación del Sacrificio del Calvario, el Mayor acto de adoración a la Santísima Trinidad. Por eso es obligación oírla todos los domingos y fiestas de guardar.

miércoles, 13 de agosto de 2008

SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE SANTA MARÍA VIRGEN


La Asociación Litúrgica Magnificat tiene el agrado de invitar a usted y familia a la celebración de la Santa Misa este viernes 15 de agosto, con motivo de la Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María.

La Sagrada Celebración, en lengua latina y con canto gregoriano según el uso extraordinario del Rito Romano, tendrá lugar en la Iglesia de la Casa Matriz de las Hermanas de la Providencia, Av. Providencia 509 (Metro Salvador), a las 12:00 horas.


UNA VOCE CHILE

lunes, 11 de agosto de 2008

Ropa tendida en parroquia de Vitacura

La misa dominical de las 11 horas en la parroquia San Juan de Vitacura es un remanso. Los asistentes llegan a la hora, nadie se molesta por los niños que corretean por ahí, la música -aunque es con guitarra- es la adecuada a una celebración religiosa, el párroco José Sagredo espera en la puerta a su gente y siempre entra por el centro, saludando a los fieles.La mañana del 3 de agosto fue especial, sin embargo. Porque junto al altar había una muestra muy rara: un tendedero de ropa con casullas, albas y ornamentos de distintos períodos del año litúrgico. Mariana, de cinco años, se acercó para tocar la ropa. Y comenzó un pequeño desfile. Se esperaba con expectación que alguien develara el secreto. Las preguntas eran: "¿Avance de temporada para los curas?", "¿al padre Sagredo se le echó a perder la secadora?", "¿el padre ya no tiene espacio en el clóset...?".El párroco entró con su calma de siempre, saludó y comenzó la misa. Ni una palabra acerca de la ropa tendida.

Terminó la liturgia y recién entonces develó el misterio. Todos respiraron aliviados: "No es avance de temporada ni que tengo mala la secadora...", dijo Sagredo. Risas en el templo.Lo que sucedía era simplemente que el sacerdote hace un año había pedido dinero para hacer casullas que serían entregadas a párrocos de lugares sin recursos para los que es muy difícil comprar los revestimientos necesarios para hacer de manera digna una misa: cada una de ellas cuesta entre 180 mil y 250 mil pesos, dependiendo de los materiales con que se fabrique, lo que significa que para un año completo se necesita cerca de un millón. Con la colaboración de señoras de la parroquia, las vestimentas litúrgicas fueron hechas y ahí estaban ahora, justo el día previo a la fiesta de los párrocos: la celebración del Santo Cura de Ars. Sagredo agradeció a los feligreses. Muy especialmente a quienes en sus viajes a Roma, a Buenos Aires y a España trajeron algunas de las aplicaciones necesarias para los ornamentos. "Ojalá lo hagan otra vez cuando viajen", remató el sacerdote.



10 de agosto de 2008

domingo, 3 de agosto de 2008

LA LITURGIA, CENTRO DE LA VIDA SACERDOTAL



SANTIAGO, 30 Jul. 08 (ACI).-
El Obispo de San Bernardo (Chile), Mons. Juan Ignacio González Errázuriz, presentó algunas recomendaciones para la digna celebración de la liturgia, "pese a la claridad e insistencia con que la Iglesia nos llama" a celebrarla, en algunas partes "aun se comenten abusos gravísimos".
"Lo que la Iglesia espera, especialmente de nosotros, Ministros del Señor, es que nuestras celebraciones litúrgicas sean ante todo obra de Dios Padre", recuerda el Prelado en una reciente carta pastoral.

Ante esta situación, Mons. González, presentó "algunos aspectos que he observado y que pueden ser mejorados con pequeños esfuerzos por parte de cada uno" para hacer que la liturgia sea verdaderamente prenda de lo celestial y "fuente primaria y necesaria en la que los fieles deben beber el espíritu verdaderamente cristiano para así perfeccionarse".

En primer lugar, señala que "es necesario que en las concelebraciones usemos siempre la casulla, o dalmática para el caso de lo diáconos, llevando la propia si resulta necesario", pues "concelebrar solo con alba y estola es una excepción contemplada para casos de escasez de medios que afortunadamente no se dan en nuestra diócesis".
En cuanto a "los Ritos iniciales y finales de la celebración litúrgica se deben hacer desde la Sede" y si no existe la posibilidad de tener un acólito "debe hacerse desde el atril portátil o fijo", sugiere el Obispo de San Bernardo.
Tras asegurar que "en algunas ocasiones se ve a sacerdotes que durante el tiempo que se está sentado cruzan las piernas hacia adelante" y en otras "ocasiones es posible observar pequeñas conversaciones entre los concelebrantes", subraya que son posturas "que no se condice con el momento y lugar en que se está".
"En cuanto a la postura de las manos mientras se está de pie, es conveniente seguir la antigua y venerada tradición de mantenerlas juntas delante del pecho, no cruzando los brazos. Lo mismo cuando se esta sentado, las manos deben estar sobre las rodillas", precisa.

En otra parte de la carta, Mons. González destaca que en cuanto a los cantos de la Misa, en muchas ocasiones se observa que "las partes del Ordinario de la Misa como el Señor ten piedad, el Gloria, y el Cordero de Dios se sustituye por letras que no siguen las que están señaladas. Hay que buscar entre las múltiples posibilidades las que respeten esos textos", indica.

Además es necesario "revisar los cantos que usan nuestros coros parroquiales", para que sean adecuados dando "el primer lugar, en igualdad de circunstancias, al canto gregoriano", y teniendo en cuenta que "los demás géneros de música sacra, y en particular la polifonía, de ninguna manera han de excluirse, con tal que respondan al espíritu de la acción litúrgica y fomenten la participación de todos los fieles", agrega.

Tras considerar el silencio como "elemento esencial de la celebración litúrgica", el Prelado afirma que "como parte de la celebración, debe guardarse a su tiempo un silencio sagrado". En "el acto penitencial y después de la invitación a orar, todos se recogen interiormente", lo mismo que después de la lectura, la homilía, o la Comunión.

"Intentemos hacer un tiempo breve de silencio recogido después de la comunión, sin que se cante nada, de manera que ese espacio permita la oración personal", señala. Asimismo continúa, "es bueno que inmediatamente después de la Santa Misa, el sacerdote pueda recogerse unos minutos en el mismo templo, de manera que el mismo continúe su acción de gracias y enseñe al pueblo cristiano a hacerlo".

"Son todos estos pequeños detalles y otros que cada uno descubrirá y que pueden parecen insignificantes los que expresan nuestro deseo de querer penetrar en el misterio central de la fe, la Pascua del Señor, que como sacrificio y banquete, se renueva en nuestros altares diariamente", y los que además "harán comprender al pueblo cristiano los profundos significados de los misterios de nuestra santa fe católica", concluye.