Comité Permanente del Episcopado mira con especial dolor la organización de un desfile de modelos que atenta contra un derecho humano elemental -el respeto a la religión- y que vulnera la dignidad de la mujer al presentarla como objeto de consumo.
Comunicado al pueblo católico y personas de buena voluntad
1. El Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile se refiere a una anunciada exhibición que, según consideramos, bajo una discutible apariencia de expresión artística y apelando a una ambigua comprensión de la libertad de expresión, falta el respeto a la veneración que millones de chilenos profesan a la Virgen María. Esto atenta contra un derecho humano elemental, como es el respeto a la religión, en el marco de un Estado de derecho.
2. En nuestra Patria, desde los orígenes del anuncio del Evangelio y hasta nuestros días, la figura de la Virgen María ha sido un modelo ejemplar para quienes profesan su fe como discípulos de Jesucristo. Las multitudinarias peregrinaciones a los diversos santuarios marianos, las devociones como el rezo del rosario y el mes de María son sólo una muestra del cariño filial y la ternura con que los chilenos viven íntimamente su relación con la Virgen María, en quien contemplan un modelo de humanidad y a una verdadera madre, a la que acuden con fe profunda para pedir su intercesión, particularmente en momentos de aflicción.
3. Por eso miramos con especial dolor y deploramos aquellos actos que buscan rebajar las manifestaciones de amor sincero a la Virgen María, que terminan revirtiendo contra la misma dignidad de la mujer al presentarla como objeto de consumo. Por el contrario, creemos que la vida nueva que Cristo ofrece es una invitación al ser humano a desarrollar en plenitud su existencia. Vida que “incluye la alegría de comer juntos, el entusiasmo por progresar, el gusto de trabajar y de aprender; el gozo de servir a quien nos necesite, el contacto con la naturaleza, el entusiasmo de los proyectos comunitarios, el placer de una sexualidad vivida según el Evangelio, y todas las cosas que el Padre nos regala como signos de su amor sincero” (Documento de Aparecida, 356).
4. A María, que es modelo perfecto de humanidad, renovamos nuestro firme compromiso de amarla e imitarla como fieles discípulos misioneros de su Hijo, el único Señor redentor de la humanidad, acogiendo su invitación de hacer todo lo que Jesús nos diga. Y Jesús nos pide hablar francamente y sin temores, en toda circunstancia en que la dignidad de la persona humana y los valores religiosos sean atropellados: “Si alguno está de mi parte ante los hombres, también yo estaré de su parte en presencia de mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, yo también lo negaré en presencia de mi Padre que está en los cielos” (Mt. 10, 32-33). No seremos los creyentes quienes avergonzaremos al Señor y a su madre bendita con nuestro silencio.
EL COMITÉ PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE
† Alejandro Goic KarmelicObispo de Rancagua
Presidente
† Gonzalo Duarte García de Cortázar
Obispo de Valparaíso
Vicepresidente
† Ricardo Ezzati Andrello
Arzobispo de Concepción
† Manuel Donoso Donoso
Arzobispo de La Serena
Sustituto
† Cristián Contreras Villarroel
Obispo Auxiliar de Santiago
Secretario General
Santiago, 15 de enero de 2009